Parece evidente que el sistema financiero y bancario ejerce un papel
fundamental en la generación de desequilibrios. Cuando el crédito se ve
afectado por una repentina caída de precios se puede producir un efecto pánico
contagioso que desencadene en una crisis. Sin embargo la historia de las crisis
financieras demuestra que hay otros factores que pueden acentuar o incluso
provocar el desencadenamiento de estas. Son mecanismos diversos y complejos, en
la mayoría de los casos interrelacionados que incluyen crisis cambiarias,
crisis de deudas soberanas, hipotecarias, desequilibrios en los mercados de
materias primas y energéticos..etc
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Por todo ello, las múltiples crisis económicas que se han ido
sucediendo a lo largo de la historia, han ido alterando la forma en la que
entendemos el funcionamiento del sistema financiero mundial y de las fórmulas
más adecuadas para solucionar sus desajustes y desequilibrios.
Así, la crisis de 1873 impulsó el establecimiento del patrón oro como
mecanismo de regulación y se abandonó después de la Gran Depresión de 1929. En
los años treinta se entra en una etapa de agresivo nacionalismo económico,
político y militar que desemboca en la Segunda Guerra Mundial.
Se inicia entonces el período de posguerra. Desde 1.944 se pone en
marcha un plan para restablecer una regulación financiera global: el Sistema de
Bretton Woods. Este es el período de prosperidad económica más largo que se
conoce en la historia del capitalismo.
En los años setenta se dio fin a Bretton Woods y comenzó la
liberalización de capitales. De nuevo y en un movimiento pendular a lo largo de la historia nos
encontramos con los enfoques
contradictorios: regulación vs. liberalización. En los ochenta, el proceso se
desbordó y se generó una situación generalizada de endeudamiento tanto de
países como del sistema bancario.
En definitiva, la herencia de las crisis recurrentes ha impuesto
siempre políticas nacionales intervencionistas y antiglobalización, destinadas
a reducir las deudas a la vez que a estimular la producción interna.
El repaso de las crisis recientes muestra la irrelevancia actual de
las instituciones
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multilaterales y nacionales. El FMI, la Reserva Federal, los
demás bancos centrales y las diversas instituciones de supervisión, no
demostraron tener suficiente capacidad de regulación ni de detección de los
desequilibrios. Después de los felices 90, donde prevaleció el paradigma de los
mercados siempre eficientes, se evidencia esta situación con las burbujas
bursátiles sin precedentes que se presentaron en 1990-2001 y 2003-2006
El actual colapso de los mercados financieros a nivel global nos ha
obligado a preguntarnos sobre cómo la mayor parte de los responsables de
bancos, instituciones financieras internacionales y economistas fracasaron
en el diagnóstico de la crisis. Es necesario reflexionar sobre la idea de que
hay que buscar mecanismos que permitan prever con anticipación los
desequilibrios y la búsqueda de medidas que permitan paliarlos.
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